Wednesday, February 10, 2010

Persépolis (Marjane Satrapi)

Hace un año o más, ví a una pelí de dibujos animadas llamada "Persépolis". Se trata de la historia de una chica, la misma Marjane Satrapi, viviendo la dicha "revolución Islámica" de los años (a partir de) 1979 en Tehran, ciudad capital de Iran, adonde vivía con su familia, muy educada, bastante rica y de cultúra moderna, parcialmente occidentalisada. Con el adviento de la sangriente guerra con Iraq y el ascenco del poder político de los religiosos, los mollahs, queda la vida insuportable y se ha terminado por trasladarse Marjane Satrapi, aún muy joven, en Europa, donce ha vivído su destierro como cada destierro se vive.




Hoy, gracias a mi mujer Irène yendo cada semana a la bibliotèca francohablante de Kraainem (o "Crainhem", si le gusta - a mí, ¡por supuesto, no me peta!), estoy leyendo los cuatro volúmenes del libro del cual se hice la pelí.

Es du una belleza, ademas de alto grado de humór, emocionantisimo. Se entiende muy bien el drama de la sociedad Iranesa, del desgarramiento de la gente de clase educada (ni siquièro solemente de los ricos, pues hubo un millón de muertos en la guerra contra Saddam), de los excesos -o estupidez- de un tal sistèma, del mente "macho", eso no unicamente Iranés.

Me acuerdo de cuando estaba jovén, viviendo en EEUU en los años sesenta, conocí a algunos Iranenses, en el colegio. Uno de ellos apenas hablaba Inglés. En su proyecto de modernización (y occidentalización) de Iran, el shah le había enviado, como muchos millares de otros jovenes, a Estados Unidos para educarse. Me parece que había venido recto del campo. Le ayudé un máximo, explicando cosas cuales de por su mal inglés no comprendí, y un día un gringo se volvió la cabeza en la clase y me dijé "hombre, ¿eres maricón?". Nunca lo olvidé, eso.

Ví yo, el shah. Alrededor del año 1961 (tenía 12 años de edad). Estaba bastante "amigo" nuestro rey Balduino I con Mohammed Rezah (el Shah de Iran), y algún día hubo una visita oficial del shah a Bélgica. El día que visitaba Amberes, todos los alumnos, pequeños y grandes, de las escuelas eran en las grandes avenidas de la ciudad portuaria, armados de una banderita Belga. Cuando surgió la inmensa Cadillac descapotable, nuestro rey y el shah sentados en el banco trasero, hubo gran agitación de banderitas y chavales gritando "Leve de Koning, Viva el Shah" Ah, corrían tiempos en cuales algo similar soltaba occurrar en las imperiales avenidas de Madrid...¡banderitas, banderitas y Cadillacs!

2 comments:

  1. A mi también me peta. Apuntada a la lista de pelis y de lecturas :)

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  2. Oh, Ramón, gracias por to comentario. Disculpame por la lenta reacción, pues he "jugado" con los herramientos del blog y ...¡me perdí, me perdí! Es verdad que, de una manera o otrta, ¡soy listillo! :-)

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